SALUD, SEXUALIDAD Y REPRODUCCIÓN: HACIENDO VISIBLES A LOS VARONES EN LAS RELACIONES DE GÉNERO 

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SALUD, SEXUALIDAD Y REPRODUCCIÓN: HACIENDO VISIBLES A LOS VARONES EN LAS RELACIONES DE GÉNERO 

Por Alejandro Marcelo Villa **

El campo de la reproducción humana fue ampliado en los años `80 con la creación de la noción de salud reproductiva. Al mismo tiempo que ganó terreno en el campo de la salud el reconocimiento social de los derechos reproductivos de las mujeres, se planteó por primera vez la necesidad de interrogarse acerca del modo en que intervienen los comportamientos masculinos en los procesos de salud reproductiva y sexualidad (SRS). Esta necesidad se basaba en el aumento de los riesgos reproductivos y del contagio de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) entre las mujeres, así como también en la deficiente información masculina sobre la temática; circunstancia observada principalmente en los países en desarrollo y en las diferentes clases sociales (Mundigo, 1993, 1994 y 1995).

En los foros internacionales de los últimos años se viene discutiendo la necesidad de estudiar y documentar el rol masculino en la explicación de las desigualdades socioeconómicas y culturales de género en la relación entre varones y mujeres -especialmente en el estudio de la relación entre salud y familia. Por ejemplo, en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo (1994) y en la IV Conferencia de la Mujer de Beijing (1995) se han incluido propuestas para efectivizar una mayor igualdad de oportunidades para varones y mujeres en relación con la reproducción y la vida familiar, teniendo en cuenta las pautas socioculturales de cada país (Mundigo, 1995).

La mayoría de los estudios sobre la presencia de los varones en los procesos de SRS se han dirigido al papel de los comportamientos masculinos en el aumento de la epidemia del SIDA (1) y, en segundo término, al papel de apoyo u obstáculo que ejercerían los varones en la regulación de la fecundidad de sus parejas ante el aumento de los riesgos reproductivos (2). El primer problema originó estudios relacionados con la medición del uso del condón masculino. El segundo llevó al estudio de las actitudes de los varones con respecto al uso femenino de métodos para regular la fecundidad, así como con respecto al uso de métodos masculinos, principalmente la vasectomía y el condón. Los resultados de estos estudios han señalado de diversos modos la relevancia que posee el rechazo masculino al uso del condón como una causa de riesgo para el aumento de las ETS, en particular el SIDA. Pero muy pocos han profundizado sobre los sentidos y los significados socioculturales que adquiere el ejercicio de la sexualidad para los varones en cada cultura en particular. Se ha observado, según declaraciones de informantes mujeres y varones, el grado de acuerdo o desacuerdo masculino con respecto al uso de métodos masculinos y femeninos en las uniones de pareja, pero no se ha discutido en amplitud la importancia social que adquiere el proceso reproductivo para la subjetividad masculina.

La mayoría de estos estudios se centran en la mujer como agente exclusivo de la reproducción, partiendo explícita o implícitamente del supuesto que el papel de los varones sería un "complemento" que posibilita u obstruye decisiones reproductivas de las mujeres. Ellos serían primordialmente ubicados en una esfera de intereses ligados al ejercicio de la sexualidad y a la actividad productiva y ellas estarían circunscriptas en una esfera de intereses vinculados a la reproducción y cuidado de los hijos en el ámbito doméstico. Leal & Boff (1996) han discutido esta dificultad de estudiar a los varones separados de las mujeres y en ámbitos considerados excluyentes, como si las masculinidades y las femineidades no tuvieran relación unas con otras en su propia constitución.

Aun cuando el surgimiento de las nociones de salud reproductiva y derechos reproductivos, y la promoción de equidad en las relaciones entre los géneros en el campo de la reproducción humana suponen el ejercicio de derechos humanos y de un creciente grado de autonomía en las personas para intervenir sobre su propia reproducción y sexualidad, cuando se ha relacionado a los varones con la reproducción se lo ha hecho vinculándolos prioritariamente con el resultado del proceso reproductivo, es decir, el nivel de fecundidad alcanzado y esperado, o reduciéndolos en dicho proceso al nivel de uso de métodos anticonceptivos masculinos y el grado de acuerdo/desacuerdo con el uso de métodos femeninos para regular la fecundidad, sin problematizar en los sentidos que adquiere para los mismos varones y las mujeres la participación masculina en el proceso reproductivo (Figueroa & Liendro, 1994).

Asimismo, a partir de los años `80 en el campo de los Estudios de Género algunas corrientes del pensamiento feminista han discutido críticamente la identificación entre la categoría género y el objeto de estudio "mujer", así como la ausencia del análisis de las determinaciones de género en los estudios sobre el papel de las mujeres en las políticas de población. Algunas perspectivas proponen definir la categoría género como el resultado de un conflicto social, enfatizando el concepto de "relaciones de poder" que ejercerían los varones en torno al dominio de la capacidad reproductiva del cuerpo de las mujeres (De Barbieri, 1991).

Problematización de la categoría de género

En los años '90 surgen en la región, particularmente en Brasil y México, algunas perspectivas de estudio en las ciencias sociales humanas que incorporan en forma sistemática esta problematización de la categoría género y comienzan a hacer visible la especificidad de la presencia masculina en el campo de la reproducción humana y la sexualidad. Dichas perspectivas abren la posibilidad de discutir: a) la vinculación de las mujeres y los varones en un mismo proceso reproductivo. Es decir, el estudio de los comportamientos reproductivos masculinos como parte y resultado de un proceso de relacionamiento con las mujeres y en un contexto sociohistórico, en los cuales se producen las decisiones reproductivas y éstas adquieren sentidos y significados para mujeres y varones; b) la indagación de los sentidos y significados que adquiere la reproducción para los varones en el ámbito doméstico y el tipo de motivaciones que los llevaría a regular la fecundidad en dicho ámbito; y c) la exploración de las percepciones subjetivas de los cuerpos, los recursos cognitivos y el tipo de información de que disponen sobre la reproducción biológica y las opciones para regular la fecundidad, ya que son escasos los estudios que se ocuparon de los conocimientos subjetivos que poseen las propias mujeres y los mismos varones sobre sus cuerpos en lo que respecta a su sexualidad y al proceso reproductivo, así como la eficacia simbólica de las concepciones y teorías legas sobre salud-enfermedad que guían las prácticas sexuales y reproductivas (Villa & Belloni, 1996; Leal & Fachel , 1995).

Representaciones sociales de la reproducción

Dos grandes líneas de investigación social recuperan estas discusiones incorporando los desarrollos teóricos de los estudios de género para explicar los procesos de SRS como el resultado de una construcción relacional de las identidades de género. En Porto Alegre, el Núcleo de Pesquisa em Antropología do Corpo e da Saúde (NUPACS) del Departamento de Antropología de la Universidad Federal do Río Grande do Sul (UFRGS), que viene estudiando desde los años `80 la problemática de la masculinidad, recientemente exploró las representaciones sociales relativas a la esfera de la reproducción y la sexualidad en sectores populares pobres, discutiendo la importancia que adquieren los modelos socioculturales del cuerpo en la construcción de los recursos cognitivos para explicar la reproducción biológica y las prácticas de regulación de la fecundidad, así como los valores que adquiere la reproducción y la sexualidad en la construcción de las identidades de género (Leal & Fachel, 1995). Algunos de los principales hallazgos que discute dicho estudio son que:

* En las relaciones de género aún cuando serían las mujeres las que tendrían la decisión última sobre tener o no tener un hijo el rol del varón es esencial, ya que las decisiones femeninas se apoyan en sus expectativas subjetivas en relación a la actitud masculina para "reconocer" o no el hijo como propio. Es decir, que las mujeres decidirían sobre los embarazos según la percepción que tienen ellas sobre las posibles respuestas de los varones con respecto a la aceptación o no de los mismos. Asimismo los embarazos adquirirían sentido como una estrategia femenina para involucrar al varón en la conformación de una familia;

* Las representaciones subjetivas de los cuerpos femenino y masculino están constituidas por sistemas simbólicos que no siempre aplican los principios biomédicos. Los períodos fértil y menstrual se superponen uno con otro, tanto para los varones como para las mujeres. Estas creencias tendrían un efecto directo en las opciones y la efectividad de los métodos anticonceptivos. En los varones, ello reforzaría la evitación de relaciones sexuales durante el período menstrual y sus cercanías. Las prácticas abortivas no se guían por los eventos biológicos y son consideradas como un recurso anticonceptivo.

* Existirían una definición y reconocimiento sociales de los embarazos según las representaciones subjetivas de los cuerpos y los significados que adquiere para los varones el hecho de "embarazar a las mujeres". Este hecho se constituiría en signo de virilidad para sí mismo, para el grupo de pares y para formar parte de un ámbito doméstico como indicador de adultez.

La segunda línea de investigación está constituida por los estudios que viene llevando adelante Juan Guillermo Figueroa Perea en el Programa de Salud Reproductiva del Centro de Estudios Demográficos y Desarrollo Urbano de El Colegio de México (Figueroa & Liendro, 1994; Figueroa, 1996 entre otros). A partir de diagnósticos de salud reproductiva y sexualidad nacionales e internacionales, estos estudios destacan que hasta años recientes la posición de los varones ha sido analizada exclusivamente a partir de las informaciones proporcionadas por las mujeres, poniendo de manifiesto las dificultades que ello supondría en términos de "sexismos" al reducir el estudio de la fecundidad exclusivamente a los comportamientos femeninos. Uno de estos estudios (Figueroa Perea & Liendro, 1994) discute comparativamente los marcos teórico-metodológicos y los resultados de dos encuestas sobre los determinantes y actitudes hacia las prácticas anticonceptivas (una de 1000 obreros varones y otra de 1481 mujeres, ambas realizadas en el Área Metropolitana de la Ciudad de México). En estos trabajos se plantea que existirían importantes coincidencias y diferencias entre las declaraciones de los varones y de las mujeres con respecto a la relación entre las desigualdades de género y los comportamientos reproductivos. Si bien destacan que habría coincidencias en las expectativas de los varones y las mujeres en relación al desempeño de roles masculinos ligados a la figura del "hombre proveedor", también existirían diferencias y declaraciones contradictorias entre varones y mujeres en diversos planos:

* la mayoría de los hombres declaran que las relaciones sexuales y las decisiones sobre esas prácticas son igualmente importantes para mujeres y varones, a diferencia de la mayoría de las mujeres que circunscriben la sexualidad a una esfera de intereses masculinos;

* más de la mitad de los hombres reconoce que ambos miembros de la pareja tendrían la responsabilidad sobre cuándo tener hijos y sobre la regulación de la fecundidad. Sin embargo, la mayoría de ellos no estaba utilizando ningún método anticonceptivo masculino al momento de la encuesta. La mayoría de las mujeres refieren que ellos deberían decidir cuántos hijos tener y que ellas deberían responsabilizarse de hacer algo para regular la fecundidad. Es decir, según las declaraciones masculinas los varones aparecen participando en el ámbito de la reproducción de un modo diferente al que las mujeres esperan de ellos.

Hallazgos similares son discutidos por Leal & Boff (1996) en poblaciones de Porto Alegre al comparar las declaraciones masculinas y femeninas en términos de que existiría una prescripción sociocultural de valores de género tradicionales que jerarquiza los comportamientos masculinos y femeninos, pero en los varones se destacaría simultáneamente una lógica de valores individualistas e igualitarios modernos con respecto a la sexualidad y la reproducción, aún cuando dichos valores entren en contradicción o en conflicto con los valores tradicionales de las prácticas sexuales y reproductivas.

Significados sociales de la reproducción y la regulación de la fecundidad

Siguiendo estas perspectivas de estudio, recientemente hemos concluido en Buenos Aires un estudio de casos en profundidad de varones unidos en pareja de estrato socioeconómico bajo, de 17 a 45 años, utilizando un diseño metodológico cualitativo (Villa, 1996). El estudio buscaba explorar los significados que adquieren para los hombres la reproducción en la constitución y organización de las familias, así como el mundo cognitivo y los significados sociales en lo concerniente a la reproducción biológica y a los mecanismos de la regulación de la fecundidad. Los principales hallazgos que proponemos discutir son los siguientes. Existiría una importante motivación por regular la fecundidad que se destaca en el momento de la constitución y consolidación de las uniones de pareja. Pero esta motivación entra en contradicción con los mandatos sociales y culturales que prescriben ejercer una autonomía sexual masculina y "dar hijos a las mujeres" para ser considerado "hombre" en el ámbito doméstico; así como con los recursos cognitivos legos de los que disponen para explicar la fertilidad y el modo de acción de los métodos de regulación (los cuales no coinciden con los conocimientos científicos). Como consecuencia de ello existirían dificultades para poder separar el ejercicio de la sexualidad de la procreación en las uniones de pareja sin que ello no cuestione los valores de la masculinidad, así como para lograr una regulación de la fecundidad eficaz cuando se decidió la utilización de métodos. Los recursos cognitivos legos adquieren eficacia simbólica a través de dos modelos culturales de relacionamiento entre los cuerpos: uno estructurado en torno a una homología de la sangre menstrual y el semen masculino como sustancias productoras de fertilidad (coincidente con el modelo hallado por Leal & Fachel, 1995), y otro modelo estructurado en torno a las características del ejercicio de la sexualidad (principalmente la frecuencia y cantidad de relaciones sexuales y eyaculaciones masculinas y "femeninas") y la calidad del placer de ambos miembros de la pareja como determinantes o desencadenantes de la fertilidad.

Dilemas en la construcción de las identidades masculinas

A partir de estos hallazgos discutimos que habría aquí un primer gran dilema subjetivo inherente al mismo proceso de construcción de las identidades masculinas: dilema entre la búsqueda de una identidad personal y un sometimiento de los varones de sus propios ejercicios de la sexualidad a una cultura masculina impersonal, compartida con otros hombres. Construcción de una identidad personal que quedaría alienada radicalmente en la socialización con otros hombres, "ser macho", ya que la fuerte adhesión de los varones a una identidad de género prescripta socialmente en términos de comportamientos sexuales, limitaría el reconocimiento y el despliegue de singularidades personales.

La paternidad se presentaría como alternativa privilegiada de trascendencia masculina en los planos psicológico, cultural y social, quedando de este modo legitimado el poder masculino en el ejercicio de la sexualidad en un ámbito doméstico y los resultados de aquél como actividad reproductiva. Si bien la pertenencia masculina a un ámbito doméstico sería un indicador sociocultural, un "rasgo identificatorio" (Ortigues, 1982) de adultez masculina, dicho rasgo identificatorio entra en conflicto y tensión con la autonomía social impersonal de los "hombres" que no deberían someterse a la "gobernabilidad" femenina que supondría formar parte de un ámbito doméstico. Es significativo que en este contexto de sentido la mujer-pareja se presente ambivalentemente como alguien que al mismo tiempo se rechaza y es objeto de violencia masculina, y por otro lado como un sujeto moralizador y socializador al que ellos mismos le demandan un "domesticamiento" de sus propios comportamientos sexuales extradomésticos. Por ello señalábamos que aquí existiría un segundo dilema subjetivo en esta subjetividad masculina: dilema entre la autonomía social en el ejercicio de la sexualidad de los hombres como signo de poder sobre las mujeres y una identidad de género varón que necesita reducir a las mujeres a fuentes emisoras de discursos sociales que puedan moralizar los comportamientos masculinos, pero para someterse ellos mismos a una ley que les permita la posibilidad de ser valorados como varones. De ello resultaría una identidad personal de género que quedaría alienada radicalmente en una moral social de "mujeres de familia". En los varones menores de 25 años, la vida de pareja cuestionaría rápidamente los roles de género masculinos prescriptos por la cultura en la dimensión relacional mujer-varón. El control que los varones podrían tener sobre la sexualidad y la reproducción entra en conflicto con un supuesto poder percibido en las mujeres sobre el ámbito doméstico, y en particular sobre la capacidad de desear o buscar embarazarse. Asimismo los varones se perciben demandados y cuestionados frente a: la imposibilidad de efectivizar el desempeño del rol social de hombre "proveedor", fuertemente afectado por el desempleo masculino; la autonomía personal femenina y el creciente ingreso de las mujeres al mercado laboral.

Si bien constatamos que se destaca una preocupación masculina por regular la fecundidad particularmente en los varones menores de 25 años por diversos motivos (problemas económicos, valorar la crianza de los hijos, preocupaciones por la salud de la mujer, etc.), también discutíamos que ello se transformaba en un dilema subjetivo para la identidad de los varones ya que practicar tal regulación en el ámbito doméstico supone al mismo tiempo un cuestionamiento simbólico del poder de la sexualidad y del control de la reproducción en el relacionamiento con la mujer-pareja. Dicho de otro modo, la práctica de la regulación de la fecundidad apoyada o efectivizada por los mismos varones en la pareja no supone necesariamente que la identidad masculina deje de permanecer sujeta a un ejercicio de la sexualidad que para ser reconocido y valorado socialmente tendría que producir fecundidad mediante un poder fértil en el ámbito doméstico. Para resolver tal dilema es necesario un proceso en las identidades de género masculino que redefina las prescripciones socioculturales de desempeño de los roles de género para sí mismos y para las mujeres en la dimensión relacional de la pareja mujer-varón.

Ética de la co-responsabilidad

Creemos que comenzar a hacer visible la presencia de los varones en los procesos reproductivos es parte de una problematización más amplia de cómo se concibe la reproducción y la sexualidad, así como de los desafíos que supone descubrir las tramas simbólicas que dan sentido a las identidades y las relaciones de género. Siguiendo a Figueroa & Liendro (1994) es posible pensar a los varones interviniendo en un proceso reproductivo en el cual interactúan con las mujeres. Es decir, sus conductas con respecto a la reproducción pueden ser explicadas en el contexto de las relaciones con sus parejas en el ámbito doméstico y con el medio sociocultural que confiere sentidos a dichas relaciones. Asimismo podemos hacer referencia a la noción de "decisiones reproductivas", entendiendo que los comportamientos de las personas están conciente o inconscientemente orientados a modificar el entorno en el que se produce y que determina la reproducción: relaciones de la persona con su propio cuerpo, de pareja, así como relaciones familiares y sociales más amplias. Estas decisiones suponen además algún tipo de elección de las personas en cuanto a opciones frente a los eventos reproductivos, en lugar de considerarlos como hechos naturalizados socialmente. Es decir, que entendemos estas decisiones como una capacidad de las personas de transformar las determinaciones biológicas, psicológicas y socioculturales del entorno en que las parejas se reproducen. Asimismo estas decisiones forman parte del ejercicio de derechos humanos básicos en lo que respecta a la reproducción y el ejercicio de la sexualidad. En términos éticos, estos derechos se apoyan en las condiciones de posibilidad que tienen los varones y las mujeres de asumir en la pareja lo que se ha denominado "co-responsabilidad", en lo que respecta a todos los hechos vinculados directa o indirectamente a la reproducción. Asimismo la incorporación del análisis de las desigualdades de género contribuye enormemente a descubrir que no todas las personas tienen posibilidades de decidir de igual modo sobre la reproducción y la sexualidad, y que al mismo tiempo no es posible proclamar el ejercicio de derechos reproductivos y sexuales sin cuestionar la naturalización de dichas desigualdades, articuladas con otras desigualdades sociales (principalmente "clase" y "raza"). Concebir el proceso reproductivo desde esta perspectiva significa emprender la compleja tarea de replantear las concepciones sobre género y derechos en el campo de la SRS. Para ello proponemos aquí discutir la relación entre desigualdades de género y derechos según tres dimensiones de análisis e intervención y las posibles articulaciones entre las mismas: "derechos de las mujeres y de los varones " , en tanto dos grupos de género que se relacionan como parte de un sistema social que subordina a las personas según el género; "derechos de la pareja", en tanto espacio de legitimación de igualdades/desigualdades en el relacionamiento de género; y "derechos individuales" de las mujeres y los varones.

El hecho que algunos estudios al abordar a los varones en los procesos de SRS estén comenzando a hacer visible la especificidad de la presencia masculina en una dimensión relacional con las mujeres, puede contribuir a explicar con mayor amplitud la presencia de los varones en las desigualdades de género que subordinan a las mujeres, pero quizás al mismo tiempo puede proponer nuevas perspectivas y explicaciones de como actúan las mujeres en estas desigualdades. Ello supondría además las posibilidades de discutir las concepciones del género que permanecen centradas exclusivamente en la información proporcionada por las mujeres, así como la noción de "derechos" sujeta principalmente a la idea de "individualidad" y circunscripta sólo a las mujeres.

No olvidemos que es la rigurosidad y el desafío de la crítica feminista la que en gran parte ha hecho posible hacer visible y ha dado legitimidad a los varones como objeto de estudio en las relaciones de género en el campo de las ciencias humanas y sociales. Pero ello es sólo un esbozo de visibilidad de las masculinidades, apenas en penumbras, tras largo tiempo de invisibilidad patriarcal.

Desafíos para las investigaciones

Para continuar con esta tarea de hacer visible a los varones no se trata de copiar fórmulas, experiencias y los recorridos que han trazado los movimientos de mujeres. Más bien pensamos que se trataría del desafío de recuperar la experiencia de las mujeres en la misma tarea de interrogarse sobre la especificidad de las intervenciones e investigaciones posibles de ser realizadas con y entre varones. Para ello nos permitimos plantear cuatro cuestiones para la discusión en torno al abordaje de las masculinidades en el campo de los procesos reproductivos:

1. ¿Desde qué supuestos epistémicos y desde qué éticas es posible abordar el trabajo con y entre varones?

2. ¿Cómo se concibe a las relaciones de los varones con las mujeres?

3. ¿Qué metodologías podrían resultar más eficaces para intervenir y pesquisar con varones?

4. ¿Cuáles serían los ámbitos socioculturales de estudio e intervención posibles con y entre varones?

BIBLIOGRAFIA

De Barbieri, T. "Sobre la categoría de género. Una introducción teórico-metodológica", en Dereitos Reprodutivos/ PRODIR I, San Pablo: Fundación Carlos Chagas, 1991.

Figueroa Perea, J. G. "Algunos elementos para interpretar la presencia de los varones en los procesos de salud reproductiva", México (en prensa): Revista Cuadernos en Salud Pública de Brasil, 1996.

Figueroa Perea, J.G. & Liendro, E. "Apuntes sobre la presencia del varón en la toma de decisiones reproductivas", México, preparado para el Seminario sobre Masculinidad del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional de México (UNAM), celebrado el día 31 de octubre de 1994.

Gogna, M. et al. Las enfermedades de transmisión sexual: género, salud y sexualidad, Buenos Aires: Centro de Estudios de Estado y Sociedad- Centro de Estudios de Población, Cuaderno del CENEP N° 52, 1997.

Leal, O. F. & Boff , A. "Insultos, Queixas, Sedução e Sexualidade: Fragmentos de Identidade Masculina em uma perspectiva relacional", en Parker, R. & Barbosa R. M. (org.) Sexualidades Brasileiras, pp 119-136. Rio de Janeiro: Relume Dumará, 1996.

Leal, O. F. & Fachel, J. "Male reproductive culture and sexuality in South Brazil: combining ethnographic data and statistical analysis", trabajo presentado al Seminar on Fertility and the cycle in the era of fertility decline, SOMEDE-IUSSP, Zacatecas, México, 13-16 noviembre de 1995.

Mundigo, A. "Salud Reproductiva: Definiciones, datos y desafíos". Buenos Aires: OMS, Taller sobre investigaciones sociales en salud reproductiva y sexualidad, CEDES/CENEP, 1993. ---- "La interdisciplina en la Salud Reproductiva". Buenos Aires: OMS, presentado en el IV Encuentro de la Asociación Argentina de ginecología y obstetricia psicosomática, 1994. ---- "Men's Roles, Sexuality, and Reproductive Health", São Paulo: International Lecture Series on Population Issues, The John D. and Catherine T. MacArthur Foundation, 1995.

Ortigues, E. "La referencias identificatorias en la formación de la personalidad", en Mannoni, O. et al El trabajo de la metáfora. Barcelona: Paidós, 1982.

Villa, A. "Subjetividad y Salud Reproductiva: Un estudio sobre las perspectivas de los hombres de poblaciones urbanas de extrema pobreza", Informe Final de Investigación (mimeo). Sao Paulo: PRODIR II/ Fundaciones Carlos Chagas/MacArthur, 1996.

Villa & Belloni. "Pasantía de capacitación en servicio en Salud Reproductiva y Sexualidad", curso dictado entre mayo y noviembre de 1996. Buenos Aires: Comité de Docencia e Investigación/Area Programática del Hospital J. M. Penna, Secretaria de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 1996.


* Artículo publicado por la revista "Sexualidade, gênero e sociedade", N. 7 y 8, Programa de Estudos e pesquisas em sexualidade, gênero e sociedade-IMS/UERJ, Río de Janeiro, Abril de 1998.

** Coordinador del Programa de Procreación Responsable en el Area Programática del Hospital J. M. Penna/Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Investigador social adscripto al Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES).

(1) Para una revisión de estudios, véase Gogna et al., 1997. (2) Para una revisión de estudios y discusión de los mismos, véase Figueroa & Liendro (1994), Figueroa (1996).

Presentado en la Conferencia Regional "La equidad de género en América Latina y el Caribe: Desafíos desde las identidades masculinas" Santiago de Chile, 8-10 de junio de 1998

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Laura E. Asturias Apartado Postal 18 Puerta Parada 01973, GUATEMALA

 


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